FÁBULAS PARA LA PAZ
Hola amigos del blog tetro para la paz, soy Luis Giovanni Quiceno, les cuento que muy pronto estaremos subiendo unas obras de títeres aprovechando algunas hermosas fábulas escritas en estos tiempos de pandemia, en las cuales se hace reflexión sobre asuntos muy importantes del campesinado, así como temas que ayudan a fortalecer los valores, la convivencia, la paz, y el cuidado y conservación del páramo y su hermosa fauna.
A continuación los dejo con una fábula de mi autoría
Gato rico gato pobre
Hubo una vez dos gatos hijos de la misma gata, a uno lo crio una supuesta familia pobre, y al
otro una supuesta familia rica.
El gato pobre se
llamaba Félix y el gato rico, Tristán. Desde muy pequeño Félix hacía sus
propios juguetes, una simple caja de
cartón podía ser para él un gran castillo, el palo de la escoba era para él un rápido
corcel, una botella o una bolsa de plástico rellena de basura podía ser un
grandioso balón de fútbol, y un costal y las plumas de una gallina eran un
espléndido disfraz de indio.
A Tristán todo se lo
compraron nuevo; además dormía en una hermosa cama de plumas, lo alimentaban
con comida importada, le arreglaban las uñas, y hasta tenía su propia
habitación en un lujoso apartamento.
Félix vivía en los árboles, en las alturas de los techos y en
los campos, dormía sobre un viejo saco de lana, al lado de una cálida estufa de
leña. Cuando tenía hambre simplemente
cazaba o bajaba frutas de los árboles; y hasta nadar sabía, lo cual hacía en un
hermoso río que pasaba cerca de su finca.
Un día un tal coronavirus los atacó a todos, a ricos y a
pobres. El gato rico confinado en sus cuatro paredes muy aburrido estaba,
mientras el gato pobre, alegre y dichoso de un gran paraíso natural gozaba.
Tristán, muy desesperado y sin importar el riesgo de
contagio, rompió la cuarentena y se fue a pasar el puente a la finca de un gato
amigo, en el camino su camioneta chocó y el felino quedó colgando al borde de
un abismo que a una honda laguna caía,
el pobre gato que ni trepar árboles, ni mucho menos nadar sabía, más asustado
cada vez se ponía y ya presentía que sus siete vidas al final llegarían.
Pero lo que no sabía era que cerca de allí su hermano Félix
vivía y como en una película, los dos se encontrarían. Usando su creatividad y
los grandes talentos que había desarrollado, a su hermano Tristán rescató y sin
un rasguño, sano y salvo lo dejó.